miércoles, 26 de junio de 2013

Sonríe

El sábado comienza una nueva edición del Tour de Francia y, mientras muchos nos esforzamos por exprimir la red, consumiendo sesudas previas, interesantes entrevistas a candidatos a la victoria o análisis milimétricos del recorrido, para otros muchos lo que comienza el sábado no es más que la temporada ciclista. Así de simple. Para una inmensa mayoría de aficionados al deporte, el interés por el ciclismo arranca con la primera etapa del Tour. Siendo exactos, lo hace a principios de esa semana, justo en la que ahora nos encontramos.

Seguro que ya lo habéis notado. Amigos, vecinos, familiares, una pluralidad heterogénea, habrá sacrificado segundos de su tiempo libre, dejando a un lado la llegada de Carlo Ancelotti, los líos fiscales de Messi o el nuevo club de Luis Suárez para cuestionaros por el momento de forma "del From ese". Y es que el Tour es el McDonalds de la comida rápida, un oasis en medio de una larga temporada de fútbol en la que sólo los éxitos de los iconos del deporte español salpican los resultados de cada jornada.

Frente a esta realidad, se abren dos opciones: contestar de forma educada, instruyendo sobre las bondades ciclistas de Chris Froome, las opciones de Alberto Contador, Alejandro Valverde y Joaquim Rodríguez, y, si lo veis oportuno y os queréis anotar un tanto, descubriendo a Richie Porte como posible alternativa a Froome en la clasificación general -a Peter Sagan le conocen desde lo de aquella azafata-, o bien podéis censurar la actitud pasiva y esquiva del aficionado hacia el ciclismo el resto de la temporada. Mi consejo, escoged la primera.

No lo hagáis sólo por educación; pensad que el ciclismo, por lo menos aquí en España, se juega mucho durante estas tres semanas. Gran parte del impacto mediático que las marcas consiguen a lo largo del año lo acumulan durante estos poco más de veinte días en Francia. Un Tour justifica toda una temporada. Por eso, las audiencias de esta carrera, que TVE decida retransmitir determinada etapa en su primer canal, o las páginas que la prensa deportiva dedique a la prueba, influyen de manera decisiva en la difusión del ciclismo como deporte mediático.

La inmensa mayoría de los futuros fieles aficionados al ciclismo llegarán a él a través del Tour de Francia, también de la Vuelta a España, pero no de una Milán-San Remo, una París-Roubaix o de un Giro de Lombardía. Esas pruebas aprenderán a amarlas con el tiempo. Antes, necesitan conocer la grandeza del ciclismo a través de la carrera que mejor se adapta al consumidor de deporte masivo, la única que no coincide en el tiempo con otros grandes acontecimientos. Por eso, cada vez que a lo largo de estas próximas semanas alguien  pregunte por "el From", no lo dudes; sonríe.

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